-INFORME-
Que
Presente el suscrito
al
JEFE DIRECTOR DE LA GUARDIA NACIONAL
de
Nicaragua.
“VIAJE A LA REPUBLICA DE HONDURAS, C.
A.”
Guillermo E. Cuadra G.
Sub-Teniente, G.N.
CUARTEL GENERAL, GUARDIA NACIONAL DE
NICARAGUA.
MANAGUA. NICARAGUA.
10 de Marzo, 1932.
Del: |
Sub-Teniente Guillermo E. Cuadra
G., G.N. de Nic., |
Al: |
Jefe Director. |
Asunto: |
Informe sobre la misión especial
a la República de Honduras. |
1. Cumplíendo con el deber como
Oficial de la Guardia Nacional de
Nicaragua que soy, y, en particular, de
caballero, doyle a continuación amplios
detalles de mi viaje a la República de
Honduras (lugar en donde había de
cumplir una missión ya conocida por Ud.
y en donde también se jugaba la vida o
el triunfo), lugar al que llegué y en el
que no pude, conforme mis esperanzas y
la vuestra, lograr enteramente el
INTENTO. Sinembargo, tratándose de vida,
puse la mía a disposición, y ésta misma
vida, con sus pensamientos, juventud,
alegrías y tristezas, tenía que tener un
doble YO para de éstamanera salvarse a
sí misma y lograr el PROPOSITO.
2. Este mi informe vá henchido de
toda la sinceridad que pueda yo tener y
lo presento a Ud., General Matthews,
como un pobre esfuerzo volunatrio,
confiado en que algo de mérito le ha de
reconocer. Mis primeros pasos, como los
de un niño, casi ni insignificancia
tienen, pero más tarde las descripciones
vienen y ojalá sean del agrado de su
ilustrado criterio.
3. Sin portar ninguna clase de
arma, siendo la primera vez que salía de
Nicaragua en comisiones de ésta
naturaleza, salí de Managua, conforme
plan trazado, en el tren de Occidente
que llega hasta Corinto, con todo el
carácter de un Agente Viajero. Llegué a
Chinandega el mismo día de mi salida (23
de Febrero de 1932). Pero un ligero
incidente en Chinandega me dió en qué
pensar, dado el nuevo carácter que había
adaptado mi persona, sobre si había sido
al fin descubierto en mi misión. Al
apearme en el andén de la estación de la
estación del Ferrocarril un empleado de
ésta empresa me llamó por mi verdadero
apellido y ésto motivo la acción para
que dos individuos que me precedían en
el paso volvieran el rostro
inmediatamente y se fijaran en mí.
Ordenando al conductor de un coche
estaba para que me llevara a un hotel de
la ciudad, cuando los mismos dos
individuos que se volvieran antes para
mirarme, se acercaron a mí y me
preguntaron si para Honduras iba. Por
supuesto que yo no tenía motivos para
negar que iba a Honduras y así fué que
fontesté que efectivamente iría. [p. 2]
4. Entiendo que cuando uno viaja
en la forma que yo lo hacía hay que
desconfiar hasta del más mínimo detalle.
Al cochero le dijeron me llevara al
hotel "Capitolio", y, éste, por el
contrario, me condujo al Hotel
"Chinandega". Acto seguido de mi llegada
a éste hotel se me presentó un chauffer
diciéndome desear arreglarse conmigo
para un viaje que pensaba efectuar con
pasajeros recogidos en ésa ciudad y que
se dirigieran a Choluteca. Tomé pues un
asiento en su carro, quiero decir, pagué
los seis Córdobas de rigor a cambio de
cuyos córdobas me extendió un recibo por
el mismo valor, para asegurarse así él y
yo, según su decir. Quedamos en que
saldríamos a la una de la madrugada del
día seguido, Miércoles 24, pero al ver
que la ansiada llegada no llegaba opté
por presentarme personalmente en casa de
Pedro Salman que así se llamaba el
chofer y preguntarle el motivo de su
falta de cumplimiento. Me alegó que
cuando me dijo que nos iríamos a ésa
hora no había pensado en que había
necesidad de visar los pasaportes y así
fué que tuve que esperarme hasta como a
las diez, hora suficiente para tomar
todos el carro, en cuenta los otros dos
individuos que ya antes he mencionado
varias veces.
5. Quiero hacer constar la
circunstancia de que cuando, montados ya
en el carro y, a las puertas de la
Jefatura Política, platicábamos todos
los pasajeros sobre generalidades,
pregunté a mis acompañantes sobre su
nacionalidad y me contestaron que eran
hondureños, que vivían en Choluteca, que
allí tenían familia, etc., etc..
6. Arreglados las visos y resto de
papeles nos hicimos al camino, pero con
tal mala suerte que un Guardia y otros
civiles, armados, nos detuvieron sobre
el puente que conduce al Viejo y fueron
registrados nuestros equipajes
minuciosamente. En este registro
resultaron en una balijina de propiedad
de uno de mis compañeros de viaje una
gran cantidad de cartas con dirección
para muchas personas da la República de
Honduras. El carro fue devuelto con todo
y pasajeros nuevamente a la Jefatura
Política y allí, en cuarto aparte el
Jefe Político procedió a registrar toda
la correspondencia. Un poco más tarde de
sucedido lo anterior supe que una de
tantas cartas era demasiado sospechosa y
que al efecto de investigar sobre el
caso el Jefe Político habíase dirigido a
Managua inquiriendo sobre el particular
y que de acá se le había contestado que
ciertamente esos individuos (Carlos y
Federico Fley de Matagalpa) estuvieron
detenidos en la Central de Policía o
cosa parecida, y que en vista de
sospechas, mejor se les extendió su
pasaporte para que salieran del país. Se
probó pues que los Fley mentían al decir
primero que eran hondureños y después
resultar de Matagalpa, Nicaragua. [p. 3]
7. Mientras se registraba la
correspondencia, por mi parte hice con
el chofer el siguiente trato de que si,
a las dos de la tarde aún no había viaje
no me iría, salvo que fuera antes de
ésta hora. Que tenía que poner un
telegrama a la casa de comercio que
representaba: F.Ramírez y Cia y que si
ella decía que continuera la marcha me
iría que si no, no. Fuime pues al hotel
y almorzé, afectuado lo cual busqué por
toda la ciudad a los mencionados Fley
hasta que dí con ellos y una hermana de
ellos que también haría el viaje con
nosotros. Conversando conmigo aobre la
Guardia Nacional se expresaron en muy
pésimos conceptos al principio la
hermana, pero Carlos enderezó la plática
por otro rumbo y se limitó a decir que
era lo peor ser nicaragüense, que no se
explicaba el por qué los que quedaban en
ésta tierra eran tan “Chochos”. En ésta
plática nos encontábamos cuando llegó
Salman y montamos en el carro. Quiero
pasar por el telégrafo le dije y si
decen que me regrarse me regreso si no
prosigo. En el trayecto de la casa de
los Fley al telégrafo, la mujer sigió
hablando en contra la Guardia y fue
entonces que el chofer dijo: “Hombré,
cállense, recuérdense que llevamos a un
Teniente en el carro” y soltó la
carcajada. Entonces yo dije que desearía
saber cual era ese Teniente tan
“pendejo” para denunciar cosas tan
peuqueñas, a los que todos contestaron
en coro que ellos eso mismo decían y que
de su parte desearan verlo. Agregando a
esto de Salman el hecho de que había
mentido dos veces antes, dispuse no
seguir el camino y me regresé al hotel
en espera de otro carro o bien de
gasolina que llegara al Tempisque. Al
principio Salman no quería devolverme el
pasaje, pero después hicimos trato y
sobre el valor cobrado tuve un
descuento. La mentira de Salman estribóo
en que yo le pregunté donde vivía en
Honduras y me dijo que en Choluteca y a
la dueña del hotel le dejó dirección que
en Comayagüella, habiéndole dicho antes
al Teniente Abelardo Cuadra que en
Tegucigalpa. Este día Salman pues, no se
fue, pero al seguido partió con sus
pasajeros los Fley. El día que Salman se
fuera entró a Chinandega de Choluteca un
carro manejado por Julio Zambrana en el
que venía un padre de nombre Juan
Ordoñez a quien se capturó y con él dos
pistolas que llevara escondidas que
resultaron ser robadas en el Hotel
Lempira del General Zelaya de Choluteca
y que eran: una automática 45, propiedad
del Gobierno americano, que reclamaba
Salman y otra Parabellum. A Salman no se
le pude regresar su pistola porque no
pudo probar donde la consiguió y es
decir de él en Choluteca que ése
revólver era un “macho”. (así le llamán
a los americanos del ejército
estadounidense).
8. Esperé otros días porque primero no
salen carros contínuamente para
Choluteca ni las gasolinas son diarias
en el Puerto del Tempisque; y durante
éstos días no dejé de tenerme en
actividad y hacer trabajar mi cuerpo y
mis nervios contínuamente. [p. 4]
Viernes por
la tarde compré un pasaje en la Agencia
de la gasolina-motor “Eva” para irme por
el Tempisque. Un señor de nombre Manuel
Arnüero alquila bestias para hacer el
recorrido de Chinandega al Tempisque que
queda a ocho leguas y quedamos en que mi
facilitaría una y me llevaría la balija
de mi equipaje todo por dos córdobas, lo
mismo que haríamos el viaje Sábado a la
una da la mañana sin falta. El viaje lo
efectuamos efectivamente y llegamos al
Tempisque a eso de las cinco y media de
la mañana. Pero resultó que cuando la
marea hubo salido y el estero del
Tempisque llenado todos los pasajeros
que el día anterior trajera el "Eva''
fueron traídos a tierra. Y…desgracia…no
venía ninguno que no me conoceria….Eran
por todos siete pasajeros y no recuerdo
haber tenido otra impresión más grande
que la experimenté cuando el primero de
ellos dirigiéndose directamente a mí me
dijo: “Hola Teniente Cuadra, porqué anda
ahora tan hecho paste?” - “Que ya no
está en la Guardia?” Otra pasjaero me
dijo: “Hum…hum…me imagino por qué andas
así.” “Algo vá a hacer a Amapala.”
“Cuídate mucho porque por allí hay mucho
nica conocido.” No había otro remedio:
tuve que aceptar que era Cuadra, pero
que había salido de la Guardia por
inquina que uno de “los machos” del
Cuartel de la Guardia que trabajaba
conmigo; más esto nadie me creyó y por
el contrario se me dijo que los
períódicos de Nicaragua llegan mucho por
allá y que contínuamente leen que el
Teniente Cuadra, que el Teniente Cuadra
viene…etc., etc.. En el Golfo de Fonseca
que es donde el yatecito-motor “Eva”
estaba anclado el maquinista al pasar un
bulto a uno de los botes que hacen el
trasborde de la mercadería perdió el
equilibrio él y el bote, yéndose al
agua, arrastrándole la corriente por
mucho tiempo y ahogándose sin poder
recibir un auxilio siquiera de sus
compañeros. Entre éstos conocidos
recuerdo a don Lizardo Abaunza de León,
Bemilda Paniagua de Managua y una famlia
entera de apellido Terán. A tal extremo
las cosas el mozo que antes me trajera
al Tempisque me dijo: Creame Teniente
que de haber sabido que Ud. lo era o lo
hubo sido, no lo triago tan ligero como
lo traje, lo hubiera traido con más
consideración. Al principio de la
grandísima agitación que embargó a los
compañeros del maquinista del “Eva”,
parecía que ésta gasolina saldría por
fin con los pasajeros que habíamos allí,
pero el Capitán del yate-motor alegó que
no podía irse así porque así, pues le
podían capturar en Amapala pensando que
talvéz habían matado a aquél hombre. Y
por ésta razón y por muchas otras,
alegando yo que no podía irme en otra
gasolina más que en la “Eva”, me regresé
para Chinandega, pagando nuevamente el
regreso al mismo mozo que antes me
trajera para el Tempisque. Llegué a
Chinandega a eso de la una y media de la
tarde, almorzé y mandé a un serviente
del hotel a reclarmar el valor de mi
pasaje que me fue devüelto mediante un
contrato que está encerrado en una carta
que guardo en mi poder. [p. 5]
9. En vista de mi doble fracaso,
calculando que todas las precauciones
tomadas no eran suficientes para guardar
mi incognito por ser mi familia
demasiado conocida, y, lo que es más por
honor, por haber gastado ya un dinero
que no me pertenecía, comenzé a meditar
la manera de como hacerme conducir a
Choluteca de cualesquiera manera que
fuera con tal de agradar a mis Jefes y
con el firme propósito de llevar a feliz
término mi misión. Sin embargo lo
anterior dije en el hotel que al día
siguiente partiría para Managua, todo
por despistar a laguien si ese alquien
estuviere interesado en conocer mi
intinerario.
10. Un hecho que ahora conceptúo
de raro, un hecho que jamás había
pensado en que me pasara, vino en mi
ayuda en los momentos más críticos en
los que creí haber fracasado del todo.
Me agarré a éste hecho como un
desesperado, aunque me repugnase (porque
he de decir, aquello era odioso, era
inicuo) y comenzé por poner en práctica
mi plan. Me dije: en la guerra todo es
permitido.
11. El Viernes 26 de Febrero por
la tarde, a la hora de tren llegó al
hotel Chinandega una jóven con un niño
en brazos. A primera vista es una
muchacha sencilla, de buen parecido y
algo tímida. A decir verdad el día éste
de su llegada ni reparé en ella. El
Sábado a medio día que llegué a almorzar
ésta me dijo que había preguntado por mí
aquella mañana y fué entonces, a la hora
del almuerzo que le conversé acerca de
su nacionalidad y del motivo de su ida a
Choluteca que, como antes me dijera la
dueña del hotel era el lugar de su
destino. Una vez que me hube levantado
de la mesa-comedor fuime a mi cuatro,
medité bien, medí consecuencias, dispuse
arrostrarlas y como un general que de
dispone a atacar a un formidable enemigo
me alisté y me llené de valor para
comenzar a poner en práctica el plan que
antes ya he dicho medité.
12. A la hora de la cena busqué la
hora apropiada que ella se sentaba a la
mesa y me senté con ella. Comenzé por
alabar las gracias del chiquillo que
portaba y haciendole resaltar las
cualidades que en ella había descubierto
desde el día de su llegada le dije que
le amaba; pero todo aquello fingido.
Porque qué amor podía sentir por aquella
mujer que hasta ese momento conocía?
Desde ese momento no dejé tranquila
aquella mujer. La perseguía donde quiera
que estaba y hasta llegué a decirla que
no me iría de Chinandega mientras ella
no se fuera a Choluteca y…conmigo. Por
supuesto, el domingo que era el día de
mi partida no salí para Managua como
había ofrecido, más cuando supe que el
Lunes saldría un carro para Choluteca.
Ella tomó éste detalle como una muestra
de mi cariño y así estuve el domingo
todo, el Lunes hasta que el Martes por
la mañana fue grande la sorpresa de ella
cuando le dije que había conseguido un
asiento en el mismo carro en que ella
saldría para Honduras, su patria
querida. [p. 6]
13. El Chofer Julio Zambrana que
era el conductor del carro que había de
salir de Chinandega llevaba ocho
pasajeros completos en su carro con la
mujer que yo molestase tan
continudamente. Al principio no quiso
llevarme, pero cuando le ofrecí un
córdoba más con la expresa condición de
que me llevase aceptó gustoso y, es
entonces cuando le dije que mientras
fuera a traer al resto de pasajeros yo
le esperaba a la salida de Chinandega
porque tenía que hacer otros mandados.
Los mandados eran para que el público no
se diera cuenta de mi ida de Chinandega.
14. De Chinandega a El Tempisque
hay ocho leguas bien medidas pasando por
una extensión amplia y en parte con
montaña. Aquí fué donde hice la travesía
para salir por Amapala, sin más arma que
la que dá la voluntad y el deber que uno
tiene que cumplir. Recorrí esta
extensión solo con el mozo compañero, y,
ahora que iría acompañado por una
hondureña, aunque hubieran cien que me
conocieran, qué me importaba a mí eso?
El Lunes por la noche a eso de las diez,
hube de invitar a mi asechada a tomar un
helado en el hotel. Aceptó y aquí fué
donde ella me dijo que había sabido ser
yo Teniente de la Guardia y de que de
ello estaba bien segura. Entonces
hicimos un trato: primero que ella diría
que era prima mío…(Por qué no había de
pasar así si aquello lo necesitaba?). Me
daba vergüenza aquella farsa, pero la
necesidad tiene cara de perro.
15. Al hotel donde me hospedaba
llegaba también con muchísima frecuencia
por tener amistad con la dueña de ésta y
la señora del Teniente Shuler una
señorita llamada Soledad Tijerino, la
que viéndome tan esquivo buscó por todos
los medios a su alcance el conversar
conmigo. Antes, muchas veces lo intentó,
pero yo, con ojo avisor me escabillía de
sus conversaciones y me retiraba con
toda cortesía. Una noche, de regreso del
Teatroy deseando yo también descubrir su
intrés en conocer mi incognito, pensé
que la major manera de descubrir el
incognito de ella era entablando amistad
con ella. En efecto al momento le invité
a tomarnos un helado o una cerveza, y,
con una serie de preguntas que me
lanzara, me hice yo a la vela (si bien
pudiéramos decir), y abordé
definitivamente la conversación el el
terreno de nuestros incognitos. Me alegó
ella que había descubierto en mí a un
detective…y yo, por mi parte díjela lo
mismo, alabándole su ingenio y
perspicacia en saber notar SEMEJANTES
COSAS TAN IMPORTANTES. Por las preguntas
que más tarde me hiciera y por decires
que después en el mismo Chinandega supe
y en Choluteca, casi estoy en lo cierto
al asegurar que la jóven ésta es una
espía de los bandoleros que contribuyen
con dinero al engrandecimiento de las
filas de éstos. [p. 7]
16. Listo para salir para
Choluteca en compañía de la jóven María
Cristina Sierra que así se llamaba la
que antes ya he mancionado, me formé la
idea de que ésta era la mejor manera
para asegurar mi persona en un evento
futuro. Primero porque la palabra de
aquella muchacha en un caso de apuro
sería de fuerza ante sus paisanos, y
segundo, porque dadas las circunstancias
de que me rodeé, el conocimiento que de
ella tenían las autoridades “catrachas”
y la presentación ante aquella sociedad
con mi ESPOSA, con chiqito mío, hacía
menos sospechosa mi aparición por
aquellos lugares.
17. Un muchacho del pueblo que
dice vivir en las haciendas vecinas de
Chinandega de apellido Zamora me ayudó
en todas mis pesquizas, y gracias a
pequeños óbolos dados a él logré
descubrir una serie de información
verídicas que son las siguientes:
Que Victoriano Rojas de el Viejo es un
perfecto conocedor de los bandoleros.
(Me puse al habla con éste usando de
mucha mañan y diplomacia y dispués que
éste me arrojó en brazos de sus muchos
conocidos que hacen comercio ilícito de
tabaco, alcohol, y otras coasa, los
cuales también se encuentran mezclados
con los bandoleros, saqué en claro, como
él me dijera que Ricargo Ulla, también
de El Viejo entraría a éste pueblo el
Sabado 27 de Febrero con un contrabando
y correspondencia para la
intensificación da la campaña bandolera
en la zona de Chinandega y León.
Que Samuel Martínez de El Viejo también,
ex-Sargento de la Guardia Nacional iba y
venía de Honduras con idéntico fin. De
todo ésto fué avisado el Comandante da
la Guardia en Chinandega y en
corroboración a mi asierto, a Martínez
le capturé la tarde del Sabado un
contrabando de tabaco, sin lograr por
esto la captura de él ni de la
correspondencia da la cual tenía dato
exacto.
18. Hice varios viajecitos al
Viejo y de éstos y, mezclándome entre la
gente de pueblo también supe que
contínuamente de éste lugar sale gente
para engrosar las filas de Colindres.
Que Virginia Ulloa había salido el 29 de
Febrero con una manteca para Honduras en
la cual llevaba alcohol para comerciarlo
por allá y que una señora que la
acompañaba de apellido Tercero, también
de El Viajo , hermana o pariente de un
bandolero Tercero (Jefe de una columna)
que está el Palo Blanco, unas tres
luguas hacía territorio hondureño allá
de Puente Real, llevaba correspondencia
y periodicos en los cuales se dá las
posiciones de la Guardia Nacional. [p.
8]
Al efecto fue por mí avisado el Capitán
Skinner de lo anterior y dicha señora
fue capturada en Puente Real por una
patrulla de Guardias de San Juan de Las
Pencas al mando del Teniente Klein. Mis
informes eran ciertos y precisos, pero
resulta que la Ulloa y la tercero
caminan por caminos reales, más el
contrabando y lo demás es despachado a
la par o adelante por veredas solo por
ellas y Ricardo Ulloa y Samuel Martínez
conocidas.
19. He de hacer notar que con
todos los individuos que me unía para
conversar sobre el tema bandolero
hablaba yo de la Guardia Nacional y que
viéndome en tales condiciones aquellos
se desahogaban. Pudiendo medir el odio
intenso que la gente profesa primero a
los marinos americanos y después a la
Guardia Nacional, sea el que lo dice
aristócrata o jornalero. “Los machos,
según el decir de la gente, son una
amenaza para Nicaragua, la que han
puesto en un estado de descomposición
bárbaro”. En los trenes, mientras
viajba, en los hoteles, tertulias,
teatros, etc., se ríen de la táctica de
la Guardia Nacional y la creen una
institucion de señoritos, cobarde, sin
provecho, y lo que es más, costosa y
decorativa únicamente, que no puede
remediar nada, pues los “Yankees” son un
atajo de “pendejos”.
20. No he copiado exactamente en
éste mi informe todas las palabras que
recogí al vuelo y en conversaciones
privadas dirigidas contra los marinos en
general por temor a que Ud. le puedan
herir, pero creo que ya estará informado
de lo mal visto que están vistos los
marinos por el elementos veronil.
Victoriano Rojas, que ya he mencionado,
me informó que hace poco hubo un
desembarco de armas por el lado de
Nacascolo y que quinientos hombres de
los Valles y Comarcas de León y
Chinandega están listos para empuñar
dichas armas, provenientes de Mexico.
Toda ésta fuerza, según su decir, estaba
en dirección bastante inclinada hacia el
noresta de Punta Real. La gente que se
dice sale del Viejo sale a equiparse a
Danlí donde hay toda clase de Agentes
Sandinistas.
21. Por otra parte supe que para
que ésta gente no toque o tenga contacto
con la guardia toman los siguientes
caminos: Del Viejo pasan hacia la
izquierda de Villanueva. De éste lugar
hacia a derecha de Cinco Pinos. Y de
éste lugar a San Marcos de Colón.
Llegados a territorio hondureño fácil
les es llegar a La Esperanza y de aquí a
Danlí. Una vez equipados en éste lugar
llegan a casa del padre de Umanzor a
recibir instrucciones. [p. 9]
22. Con todos los informes
anteriores recogidos en Chinandega, el 1
de Marzo, como ya he dicho, a las siete
de la mañana tomé pasaje en el carro en
que salí María Cristina Sierra, cuyo
chofer ya es conocido mío.
23. En las cárceles de Chinandega
se guardaba preso a un mexicano que,
según decires venía de San Salvador en
propaganda comunista. Este individuo,
una noche que llegué a la Guardia me vió
y les dijo a los demás presos que yo era
un DETECTIVE. (según sus palabras).
24. Yo no pregunté al chofer, al
momento de tomar mi pasaje queenes eran
los pasajeros que llevaría, pero cual no
sería mi sorpresa al tomar asiento en el
carro y ver al mexicano que antes he
descrito sentado en los asientos del
vehículo en que viajaba. El susto de él
fue notado también por mi. Y con todo me
monté y emprendimos la marcha. Antes de
llegar a el Viejo ya el mexicano me
había preguntado que para donde iba, que
si iba por cuenta del Gobierno o por la
mía propia. Viéndome en tal aprieto no
tenía más que condescender con aquél
imbécil y aparecer ante él como un
hombre de carácter dulce, bondadoso para
que callase, y al efecto le pregunté si
llevaba dinero. En éstos instantes pensé
en muchas cosas a la vez: qui si los
bandoleros nos agarraban a todos éste
mexicano me descubriría (sería capáz con
tal de salvarse él), que si le daba
dinero también podía recibirlo y de
todas manera denunciarme y entonces todo
mi esfuerzo de muchos días se deshacía
en unos minutos. Haciendo de tripas
corazón (dicho nicaragüense) también
pensé en mi acompañante mujer y habiendo
previsto ambos el caso habíamos quedado
en que ella, si posible lloraría a los
bandoleros si nos agarraban con tal de
que no me llevaran. Ella diría que era
mi esposa y que aquél chiquito que
llevaba en brazos era mío. Después
pregunte al mexicano si él llevaba
suficiente dinero para su comida y
habiéndome contestado que nada, pues el
“bruto” del Capitán Skinner le había
sacado sin darle un céntimo, le ofrecí
dinero con la intención ya dicha de que
callara en caso apurado. El carro corría
veloz y con él mis pensamientos
encontrados hallaban cabida en toda
aquella máquina ciega que devoraba
leguas y leguas en su incesante
trepidar. Tenía tres obstáculos que
vencer. Pedro Salman que estaba en
Choluteca y que sabía mi secreto. El
mexicano que viajaba conmigo y la
muchacha que hacía de mi esposa. Con
todo me armé de valor y ésta hora
comenzé por desear efectivamente una
aventura. De Chinandega a Choluteca hay
141 kilómetros de recorrido y así fue
que nuestro viaje, penoso en todo
sentido por el polvo y miedo de todos,
hacía de aquél viaje una excursión
monótona interrumpida apenas por el
correr veloz de las ruedas del carro y
los saltos de su resortes. [p. 10]
El mexicano en toda ésta extensión
recorrida su obsesión que en hablar mal
de la Guardia Nacional y sus Jefes.
Pasamos por muchas haciendas, casitas,
ranchos, casuchas abandonadas, terrenos
áridos y terrenos Tértiles, plantaciones
y montañitas, hasta que por fin a eso de
las once de la mañana pasamos El Obraje
y minutos después llegábamos a Puente
Real. Aquí hubo estación de parada para
mientras se revisaban los pasaportes. En
éste sitio oí comentar a Ramón
Valladares, vigilante del Puente, le
hecho de la detención en ese lugar de la
Virginia Ulloa. Dijo que quien sabe
quien había sido el…que habia hecho esa
denuncia, que sin duda era alguien que
no la quería…Y después emprendimos de
nuevo nuestra marcha a través de
extensis llanos abrazados por el inmenso
sol de medio día. Minutos más tarde
llegábamos a Palo Blanco, una especie de
caserío con mucha gente y animación a la
orilla del camino, dos pequeñas ventas
bajo un palo enorme y frondoso.
Y…después de caminar sobre terreno más o
menos igual, en el que se descubren
muchos caminitos y picadas, arribamos a
Palo Grande, un pobladito con casas de
coco y paja (ramadas) y en donde, a
decir verdad, me llamo mucho la atención
el número más de hombres que mujeres que
habían. Este caserio de Palo Grande
queda en la orilla nicaragüense del río
Coco, y, de aquí ya se notan las tierras
hondureñas. Un corto correr del carro
sobre el lecho del río y segundos más
tarde pisaba tierras catrachas.
25. A las dos de la tarde
aproximadamente llegamos a la Hacienda
“La Flor” en donde paramos, haciendo
otra estafión. Ninguna novedad durante
el camino desde ésta parte a Namasigüe,
únicamente el mucho tráficio de gente de
a pié y a caballo y lo poblando de cases
de éste territorio. Llegamos a Namasigüe
a eso de las cuatro de la tarde y hasta
aquí vine a saber que el mexicano
viajaba sin pagar y que tenía que
apearse en ese lugar porque el chofer
guardaba temor y no deseaba entrar con
él a Choluteca. Aquí le hice el primer
obsequio de un córdoba para mientras
llegaba a Choluteca, lugar al que llegué
más o menos a las siete de la noche. A
primera vista, Namasigüe es un pueblo
pobre y muy necesitado, sin embargo,
hace muchos años fuerzas hondureñas y
salvadoreñas (la Escuela politénica
toda) fueron derrotadas por las fuerzas
nicas en una acción de gloria que con
templa la historia.
26. Un ligero incidente de
Choluteca. Al entrar a la pensión Zúniga
(Hotelito), un policía con una gran
cutacha (porque aquí la policía no usa
pistola), me detuvo y me digo que le
presentara mias “papeles”. Pensé
fugazmente que sin duda había sido
víctima de alguna traición por parte del
mexicano quien habíame denunciado, más
esto se me disipó cuando el policía
díjome tener correcto todo. [p. 11]
27. Rendido del viaje como estaba
y aún más, procurado coordinar bien lo
que tenía que hacer, llamé a conferencia
a mi señora (como la llamaba) y le
insinué me pusiera inmediamente en
comunicación con algunas personas del
pueblo. Me dio algunos nombres y como
elle estuviera un poco cansada, minutos
después se acostó y yo salí apenas a dar
un vuelta para conocer, según mi
opinión, el terreno que pisaba. Lo
primero que me informé fue sobre los
caminos que salen a diferentes
direcciones. Regresé al hotel y mientras
me dormía le hice ver a Cristina la
conveniencia de que buscara a su mamá y
se fuera para la casa, pues yo iría a
Tegucigalpa. Tenía toda facilidad, era
rico, de la mejor sociedad de Managua,
etc. etc. La dije también que mi papa
era muy viejecito y que al verla llegar
conmigo de regreso a casa se pondría muy
contento y entonces en “mi carro”
pasearíamos los dos, alegres, con
nuestros sirvientes, etc. Por supuesta,
la muchacha un poco ingénua creía y se
hacía muchas ilusiones. Al decir yo
semejantes disparates sufría muchísimo,
pues si ella de verdad al regresar a
Nicaragua preguntaba por mi persona no
satisfacería su curiosidad.
28. En la mañana del 2 de Marzo amanecí
con una calentura sin duda producto de
la agitación del viaje del día anterior
y apenas tomé café a eso da las siete y
ocho salí a la calle y de manos a boca
me encontré con un amigo mío de éste
Managua, Rafael Medrano, un jóven de 22
años que tuvo mucho dinero pero que con
el terremoro el su hermano quedaron en
la calle debidoa que no pudieron pagar
el adeudo que pesaba sobre la hacienda
de ellos que se llama Honduras que queda
en la cuchilla de ésta ciudad. La
sorpresa de él ruégrande cuando me vió y
me saludó y no le contesté. Más cuando
le hubo pasado ese momento de efusión le
llamé y le dije: :Mira Rafael, por favor
no me llames por mi verdadero nombre”.
Mi amigo Medrano se hizó un poco atrás
para preguntarme el motivo de tal
resolución y como se recordara que mi
había visto de Teniente en la Guardia
Nacional me dijo: “Jodido, quénas hecho?
Acaso te has desertado y matado algún
gringo?” (Gringos se les dice a los
americanos). Logrando éste momento de
expansión díjele: “Cállate hombre,
cuidado nos oyen. Sí hombre, es cierto,
me volteé. Estos jodidos “Machos” me
tienen bien arrecho y lo lindo del caso
es que les hice un “alzo” (robo)
sensacional. Me les robé mil quinientos
dollares los cuales tengo en Managua a
mi órden, listos para pedirlos en giros
en cualquier momento y ponerlos en la
causa de Sandino, el hombre único que
nos puede salvar a los nicas de la
esclavitud de los “invasores sajones”.
[p. 12]
A propósito de “invasores”, Rafael,
quisiera saber el nombre de algunos
Jefes de significancia del bandolerismo
de Nicaragua. Quiero ver si logro
comprar algunas armas o tiros y
entregarlos a Sandino personalmente,
quien dicen se encuentra en Danlí.
Es cierto esto?.- Medrano me contestó que
él no sabía ni conocía a Jefes
bandoleros, pero que la mayor parte de
los nicas que se encontraban alli eran
contrabandistas y por consiguiente
adeptos a esa causa y que podía
senalármelos pero sin compromiso; que lo
que podía hacer por el momento era
ayudarme a conseguir tiros de toda
clase, pues en ésa República (honduras)
la venta de armas y municiones es libre
y no preguntan el para qué se compran.
El Gobierno según parece no se preocupa
por ello. Me dijo también que muchos que
él apenas conocía de cara le habían
propuesto hacerse contrabandista y pasar
por las fuerzas bandálicas sin que nada
le hicieran. Pero que no teniendo dinero
y viendo lo expuesto que se anda en esa
causa no ha querido meterse por temor a
dar disgusto a su familia que se
encuentra en Managua. Que en Choluteca
casi la mayor parte de la población
conocía los negocios de los
contrabandistas y que se hacían de la
vista gorda aún la misma policía. Fuimos
donde un hombre jóven, de regular
apariencia el cual no quiso decirme el
nombre y éste me informó que al
“Banquito”, un pueblo algo retirado de
Choluteca entrarían tres bandoleros con
un cargamento de café sacado de
Nicaragua. Que con ellos (éstos
bandoleros) podía informarme acerca de
la existencia de Sandino en Honduras y
respecto a la compra de tiros y rifles
que serían enviados a Nicaragua por la
mejor vía a Jefes de significación del
bandolerismo. Contraté un carro para ir al Banquito,
salí más o menos a las nuevo de la
mañana y a medio día que llegué a mi
destino esperé y me informé con choferes
y muleros de si alguien había llegado de
Nicaragua con algún café que yo pensaba
en comprar. La casualidad y no otra hizo
que me encontrara con tres individuos,
primero uno y en nuestra conversación
después dos, en los cuales reconocí a
los tres que habíanme señalado como
provenientes de Nicaragua. Les propuse
la compra del café y una vez que ellos
se pararon en un precio, logré la
oportunidad de decirles que sabía la
procedencia del café. Que estaba muy
bien hecho lo que hacían; que los
americanos eran unos déspotas para
tratar a la gente y que la Guardia, sin
más ni más, tira a todo el mundo por el
solo hecho de matar. A todo esto
asintieron ellos con la cabeza, pero
según mi entender dudaban de mí, pero
pronto ya no dudaron debido a la mentada
de Sandino con quien anduve, según les
dije en los combates del Chipote,
Estelí, Ocotal, etc., etc. Me dijeron
que efectivamente el café y “otras
cositas” que no pude averiguar las traín
a Nicaragua con la intención de que el
dinero recaudado fuera invertidos en
tiros que se comprarían en Danlí o otra
población por un enviado especial del
General Sandino. [p. 13]
El que esto me decía me expresó su
nombre, y a su vez tomó nota del mío en
un papel. Este individuo se llama
GONZALO GUTIERREZ, nicaragüense y
presenta un aspecto de hombre que ha
estado en ciudad, calzado, aunque los
vestidos un poco raídos y un deje en el
habla como de hondureño. Vive comunmente
por el lado de Amatillo. Me contó
también, y los tres, los cuatros,
comentamos alegremente un combate que
hace poco había tenido lugar con los
“jodidos machos” y la Guardia en que
ésta perdió una ametralladora Thompson,
cuatro rifles y tuvo seis muertos. De
regreso en Choluteca y por la tarde y en
la noche busqué a Medrano, mi amigo y
habiéndole encontrado en una cantina le
conté el asunto y entonces me dijo que
él no quería meterse en chochadas, pero
que dada la amistad que antes nos
profesáramos me llevaría donde un
individuo que ese sí podía conseguirme
bastante cantidad de tiros.
29. Por la mañana del 3 de Marzo,
como a las siete, fuí con Medrano a
acompañarlo a tomarse un tiste por
desayuno. Conste que el 60% de los
comerciantes del mercado de Choluteca
son nicaraguenses y por consiguiente me
llevó donde una paisana: Laura Martinez.
Medrano me dijo aquí que la dueña de
dicha fresquería era o hermana o
pariente de Flora Gutierrez quien hacía
negocios de contrabando con Nicaragua y
que ésta, la vez pasada que ella llegó a
decir a la Guardia que la habían
asaltado en el camino, cerca de Puente
Real, había recibido de los bandoleros
dinero para decir tal cosa a la guardia
y que lo que llevaba era exclusivamente
destinado para la alimentación de la
tropas bandálicas; esto era público
entre toda la gente y que se reían de la
creencia que tuvo la Guardia cuando ella
llegó a decir semejante cosa. Este hecho
coincidía exctamente con lo que supe en
Chinandega.
30. Supe y conocí personalmente a
uno de los Guardias aquellos de la
sublevación de Telpaneca de nombre
Antonio. Como se recordará éste es uno
de aquellos dos que entraron a
Tegucigalpa con todo y rifle y que una
vez capturados y puestos en prision,
según decires, se les facilitó su fuga y
ahora anda libremente en éste pueblo.
Fue uno de los cómplices o autor quizá
de la muerte de Teniente Toggler.
Estando todavía Medrano tomando el tiste
en una mesita, sentados en una banca los
dos, se aproximaron a nuestra mesa dos
hombres conversando entre risas. No
teniendo por quien sospechar, comenzaron
una charla amena de la que saco lo
siguiente: Hombre – le decía el uno al
otro – si la “cuestión” la tenemos ya
conseguida, en el interior de la
República de Nicaragua, Managua,
especialmente, nos ayuda todo el mundo.
Dan dinero, informes y seremos unos
guanacos si nos quedamos aquí cuando
Managua esté tomado por las fuerzas de
Sandino. Figúrate que he oído decir que
en Chinandega, por ejemplo uno de los
que suministraba dinero es don Juan
Prieto que en “Las Lajas” de Chinandega
hay muchos muchachos valientes que valen
la pena y que por éstos días las fuerzas
del General Colindres se mueven por
Bella Vista y Ceniceras y que la Flora
Gutierrez pasa sus contrabandos de uno y
otro lado [p. 14]
debido a que vivo con el Jefe
Político de Chinandega, Alberto Baca,
quien le suministra alcohol o otras
cosas para que las venga a vender aquía
Honduras. La Flora regularmente viene a
vender manteca, pero no hay tales,
debajo de una lata echa alcohol, cierra
las latas con una taba soldada más
arriba de la mitad y después rellena el
resto con manteca, para que cuando la
registren y vean manteca no tengan nada
que malicear. Todo lo anterior no he
hecho más que anotarlo y recogerlo como
un rumor, pero como los rumores en éstos
casos suelen ser casi ciertos, los
consigno en éste mi informe, por si
alguna utilidad se puede sacar de ellos.
El Sr. Baca, según hacen constar los dos
que conversan junto a mí fue
Administrador de Rentas del Departamento
y es desde entonces que hace ésta clase
de negocios. De manera pues que con éste
parrafo no he hecho más que senalar lo
que ví y oí.
31. Como entre las nueve y las
diez de éste mismo día fui a Pespire, en
carro con Medrano, con intenciones de
recoger otros datos que me parecían
importantes antes de penetrar a Danlí,
lugar de mi destino. Por aquí supe
únicamente, y esto todo el público lo
sabe, como todas las cosas, los medios
de comunicación que usan los Sandinistas
para establecer connivencia con los de
Nicaragua. Las comunicaciones son de
diferentes maneras: cuando escritas, las
traen en papel de block suave que hace
pocoruido en las mangas de la comisa o
en el cuello de la misma o ruedo de los
pantalones. De memoría (y éste es el
mejor medio) y puesto que la Guardia ha
capturado mucha correspondencia es
dedibo a que Jefes menores de no miden
consecuencias, para despertar intrés y
darse a conocer escriben a sus allegados
para ver de lograr mayor número de
seguidores. Por lo demás también usan
cuadernos, revistas, o programas, en los
cuales las letras que los componen van
señalados con pequeños puntos que forman
palabras para motilizar las fuerzas.
Decires como los demás en el siguiente:
de que la casa Francisco Siercke de
Danlí y de San Marcos de Colon
suministran dinero para la “causa”. Los
tiros llegan a Nicaragua en medio de
cereales, manteca otros objetos granos
que atraviesan la frontera sin ningún
registro. En éste día, antes de salir
visé mi pasaporte, pensando en que bien
pudierasuceder una pronta ida a
Nicaragua, por cualesquiera
circunstancia y dada la validéz del viso
por seis meses.
32. El 4 salí de Choluteca,
dejando expresamente establecido con
Cristina Sierra de que me pondría en
telegrama a F. Ramírez y Cia, mi casa
comercial, para que, en caso algo me
pasara siquiera supieran por donde había
pasado y pudieran seguir las huella de
mi ruta. Dejé pues ésta recomendación y
llegué a San Marcos de Colón a eso de
las dos de la tarde. Este mismo día
al- [p. 15]
quilé dos bestias donde un señor
Idiaquez de Somoto y junto con Medrano
llegué a Oropolí, si bien me recuerdo, a
eso de las dos de la mañana. Conteste
que mi obsesión era hablar en mal de la
debido a que toda la gente es enemiga
acérrima de nuestro ejército al cual
califican de mil maneras. De éste lugar
salí con las mismas bastias y el mozo
que me acompañaba a las seis y media más
o menos para Alauca en donde llegué a
eso de la una de la tarde continué mi
marcha hasta Porreros o Potrerillos,
según creo a eso de las dos o tres de la
tarde. Al llegar a éste lugar y ya cerca
de ni meta, Danlí, nos encontramos con
un hombre alto, bastante recio, lleno de
salud, negro, gastándose bigotes sobre
quien el mozo que me llevaba dijo ser
Juan Pablo Umanzor. Mi susto fue grande
y deseando conocerle de cerca le abordé
en la forma siguiente: Dígame señor, ya
voy a llegar a Danlí? – A lo que me
contesto: - - Sí. Poco falta. Y a qué vá
Ud? – A negocios, a ver si logro
establecer una pequeña casa comercial, o
bien a establecer un cine, o carros que
hagan comercio con Tegucigalpa u otras
cosas, amén de que represento a varias
casas comerciales de Managua.
Entonces mi interlocutor, parando su
caballo díjome que por qué siendo tan
jóven hacía negocios propios y
contestándole a mi vez la misma canción
que a todos había dicho, de que mi padre
me había de dar mi parte, etc., etc., me
increpó en la forma del por qué no me
establecía en la Costa Norte u otro
pueblo que no fuera Danlí, a lo que le
contesté que debido a lo trillado da
tales plazas. Y que se necesitaba allá
mucho demasiado dinero. Y…nos
despelimos. Ni el preguntó por mi nombre
ni ya tampoco por el de el. No habría
caminado unos cinco minutos cuando me
encontré con una fuerza armada como de
treinta a cincuenta hombres quienes me
pidieron mis “papeles” para revisarlos.
Los mostré y encontrándolos correctos me
dijeron eso, pero que sintiendo no
podían dejarme pasar para Danlí. O bien
iba a dar vuelta por Tegucigalpa y
entrar por San Juan (palabras de ellos)
o llegaba por la frontera nica; pero que
por allí no me dejaban pasar. Alegué mi
profesión; dije que había gastado mucho
para conducirme hasta allí, pero fue en
vano. Hicieron hincapié en el hecho del
por qué quería entrar con tanta
insistencia en Danlí. Visto lo anterior
opté por regresarme a Alauca que ahí no
más estaba y todos, fuerzas y yo no
devolvimos. Entraron al pueblo,
enduvieron por allí y por segunda vez
intenté hacerme al camino con tan mala
suerte que uno de los de la fuerza me
dijo que si insistía en irme a Danlí me
volarían la cabeza si estaba yo
“jodiendo”. Midiendo bien las
consecuencias que pudieran tener éstas
palabras y calculando también que si
éstos hombres tenían la más ligera
sospecha de que era oficial del ejército
nicaragüense me quitaban la vida, opté
por regresarme de verdad a Alauca en
donde también me ratificaron que al
individuo a quien encontré en Potreros
eran Juan Pablo Umanzor. [p. 16]
Que se decía haber llegado a Honduras,
Danlí principalmente, con bastante
dinero para tiros para una ofensiva que
se pensaba hacer en Nicaragua en toda la
semana Santa hasta el último de Marzo.
También se decía que una fuerza
compuesta de cincuenta hombres saldría
de dos en dos de una parte en la
frontera hondureña, a tres leguas al
Este de las manos para irse a reunir a
las fuerzas que operaban en León y
Chinandega. Que contínuamente llegaban
de Nicaragua enviados de los Jefes
Sandinistas y que al efecto, ese mismo
Jueves que saldría la fuerza arriba
mencionada llegaría a Las Manos, a casa
del padre de Umanzor, un enviado de
Colindres de apellido Mejía a
conferenciar con los Jefes que alimentan
el bandolerismo en Honduras. Aquí
tambien se sabe que una casa comercial
llamada Pastora y Cia tiene comprado y
compra a los bandoleros todo el botín
robado en Chichigalpa y lo que roban y
han robado después de éste asalto y toma
de éste pueblo. Este pueblo de
Chichigalpa, aquí en Honduras es tenido
como un posición importante a tel
extremo que el “triunfo” sobre la
Guardia hace delirar de contentos a
todos los que lo conocen. Que un rico
hacendado de Danlí, llamado Leoncio
Gutierrez dá trabajo a todos los que
llegen de Nicaragua y de que cuando lo
piden los Jefes respectivos del
bandolerismo, los hace salir para
Nicaragua en busca del botín que han de
traer si regresan, después. Propiamente
los bandoleros que viven aquí son de los
llamados “vivos”, pues algunos de ellos
no logran ni introducirse al territorio
debido al control de la guardia en los
departamentos y poblados. También me
informé de que grandes propagedistas y
que hacen de Jefes en ésta parte de
honduras son Braulio y Estéban Vargas.
Que en Danlí salen periódicos especiales
en los cuales se comentan los triunfos
de las fuerzas del Ejército Defensor de
la Soberanía Nacional de Nicaragua y en
donde también se pone en ridículo a la
Guardia Nacional. Que la casa de Juan
Pablo Umanzor queda en Las Manos, como a
cuatrocientas yardas de la línea
divisoria y de que aquí, en otras
ocasiones se han reunido Jefes de
significación que operan en Nicaragua.
Que Buenaventura Rodríguez del Amatillo
(Juan a Macuelizo) y Bartolomé Rodríguez
son ayudantes de Umanzor y de que a
Matagalpa entra mucho contrabando de
Honduras de la manera más fácil. Según
mi propia opinión y algunas que otras
opiniones de gente más o menos bien,
durante mi permanencia en territorio
hondureño he logrado deducir que el
bandolerismo en sí no existe
propiamente. Sino que los Jefes son los
que existen, los cuales hacen su
recorrido con gente de sus adeptos,
pocos al princpio, pero que gracias a la
verbosidad con que hablan y halagan a
los indivios de las diferentes haciendas
por donde pasan, el número crece. Estas
son las intermitencias de los
bandoleros; por eso se sabe hoy de ellos
y mañana todo está tranquilo. Porque
siendo trabajadores todos de haciendas
mas o menos lejos de poblaciones, una
vez que se aburren vuelven a su quehacer
y quedan solamente los Jefes en sus
zonas respectivas. [p. 17]
De manera pues que el bandolerismo se
compone de gente desocupada que no
quiere o no tiene que trabajar y que
habiendo encontrado un bonito “modus
vivendi” bien fácil de llevar, por
supuesto que con algún peligro. El
situar fuerte contingente de tropas
nicas en la frontera o bien una guerra
en firme con Honduras daría por
resultado la extirpación del
bandolerismo. Estas mis últimas palabras
son de mi opinión, pero también gente de
buena intención eso hanme dicho y no
hago más que anotarlo también. Lo que es
el populacho hondureno es amante de las
cosas y proezas que ejecuta Sandino, y
uno que llega de Nicaragua no es bien
visto si no llega hablando que mató a
tantos americanos y que les voló la
cabeza a tantos guardias. En todos las
partes recorridas por mi hasta hoy me
decían que si viajaba para Nicaraguano
le llegara a temer a las fuerzas
Sandinistas, sino que a la Guardia
Nacional, a quien le temen, y la quien
por nada, llevando o no “papeles” lo
“Truenan” sin mas tramite que la pronta
ejecución. Es por ésta razon que
negociantes particulares al emprender
algunos de ellos prefieren comerciar con
los bandidos porque prestan mejores
garantías y reportan mayores ganancias
que con otras personas. No pudiendo
tener garantías en sus personas, según
se decir, en la Guardia Nacional, se
consiguen salvo-conducto de los
bandoleros. Ciertamente, vista de lejos
la guerra de los bandoleros contra la
Guardia Nacaragüense, las cosas toman un
cariz distinto de como son. Muchas veces
sin pensarlo, tales eran las peroratas
de los que conmigo hablaban acerca de
éste problema nicaragüense, que hasta
sentía sentirme contagiado de sus
entusiasmos. El hecho de que los
bandoleros han llegado hasta el interior
de Nicaragua es bien obvio. Toda la
prensa del país toma cartas en el
asunto, a grandes letras se comenta la
situación y esto por supuesto despierta
un intrés desmedido y crecen y crecen
los adeptos que son muchos; esto aquí no
más tan cerca como Honduras y…..como
será en otra parte que llegan las
noticias más agrandadas que como en
realidad son. Las armas que usa el
ejercito del Gobierno hondureño es el de
uno que nosotros le llamos “Concon”,
rifle mejicano y de éste hecho se
desprende la facilidad con que la
Guardia al capturar rifles vea entre
ellos modelos de ésta naturaleza. Todas
las casas comerciales venden tiros a
cualesquiera persona que lleva su
dinero. No hay ningún control al
respecto. Y Estas, una vez terminados
sus existencias vuelven a pedri a las
casas comerciales estadounidenses. Por
ejemplo los tiros de más venta son los
38 Special y 32 de la Winchester. Me
imagino que con una órden del Gobierno
americano con el fin de que las casas
que exportan municiones no vendan sino
cierto límites de municiones, terminaría
de una vez ésta anomalía en el
territorio hondureño indirectamente se
beneficia Nicaragua porque los
bandoleros no hablando porque no
tendrían que hacer que desparecer.
[p. 18]
De Alauca salí el 6 por la mañana, a las
4 con nuevas bestias y buenas de
refresco, para hacer una sola jornada
hasta San Marcos en línea recta. Llegué
a ésta lugar a eso de las cinco y media
o las seis, después de una jornada
bestial de catorce horas más o menos
durante las cuales muchas veces me
desanimé dada la prisa con que
cáminábamos, dada la falta de dinero que
se agotaba y el pensamiento de lo que me
dijeran las tropas hondureñas respecto a
mi entrada en Danlí. Hasta llegué a
imaginarme que al llegar a San Marcos ya
habría órden de captura en mi contra,
suponiendo mi ya descubrimiento. Rendido
de cansancio por el viaje y agitado de
la cabeza por los diferentes
pensamientos que se me agolpaban, una
vez comidos, salimos como una hora al
pueblo para darme cuenta de la posición
y terreno movedizo sobre el cual estaba.
De muchas solicitudes que hice para que
se me alquilaran mulas para hacer mi
viaje a Nicaragua, ninguna pudo ser
atendida, por el decir que ahora el lado
de Somoto estaba tranquilo y solo la
Guardia tenía el control, peligrosa en
extremo porque ella se “vuela” a todo el
que quiere, sea o no bandolero. Además
las bestias las podían agarrar y
entonces el que las alquiló era el
perdidoso y no quería perder su
propiedad por unos míseros cordobitas.
Pude saber durante mi pequeña excursión
dentro de éste pueblo de que Carlos
Salgado que creo es de éste lugar goza
de mucha simpatía entre los elementos
que componen el poblado y de que aquí,
como en los otros pueblos el panico a la
Guardia es mucho mayor. No teniendo pues
el suficiente dinero para continuar
adelante con mis pesquizas y sin conocer
el camino para el lado de Somoto optamos
salir en la mañana del siete a las cinco
de San Marcos y situarnos en la fronteca
nicaragúense, lugar al que llegamos a
eso de las nueve o las diez.
Aquí en territorio nica nos desayunamos
y tomamos un mozo pagado que nos
condujera a Somoto donde llegué a eso de
las cuatro y me reporté como terminada
mi misión al Capitán del Distrito,
Capitá Williams. Durante la noche de
éste mismo día y por la mañana del 8 en
Somoto me dió una fuerte calentura con
un frío intenso, resultantes según creo
de las jornadas enormes efectuadas en
días pasados. A mi ayudante le fue dada
comida en la Guardia y le resresé a pié
nuevamente para San Marcos y después a
Choluteca para que de allá, si posible
me mande información anticipada de todo
lo que pueda. Este mismo día de mi
calentura en Somoto salí con el Teniente
Delgadillo en patrulla para Totogalpa
adonde llegué a las cinco de la tarde.
El nuevo salí para Ocotal en la
madrugada y al llegar al Cuartel me fué
dada otra fiebre altísima que me duró
todo el día. El 10 a las 12 y media
llegué a Managua de Ocotal y, a las dos
y media más o menos me reporté ante el
Coronel Sheard ante quien expuse los
puntos culminantes de mi misión. [p. 19]
- CONSIDERACIONES FINALES -
La política hondureña está un poco
obscura ahora que se aproximan las
elecciones de Autoridades Supremas de la
República. El populacho está descontento
por el período de Mejía Colindres y si
hace poco meses tuvieron una revolución,
se nota efervecencia en los pueblos y no
es aventurado el predecir alguna otra.
Este dato me parece de importancia por
lo que se relaciona con el problema del
bandolerismo nicaragüense. Pues una viz
fracasada una revolución, todos los que
derrotados la componían, tienen la
facilidad de cruzarse a Nicaragua y
estar al acecho del botín. Como
anteriormente ya dije, es voz general de
que el bandolerismo atacará fuertemente
todas las plazas de la Guardia durante
la Semana Santa hasta a fines de Marzo
corriente.
Con respecto a los recibos que se me
piden tengo la pena de manifestar a Ud.
que no los obtuve todos o mejor dicho la
mayoría. Pensé que se daría crédito a
una cuenta detallada que presentara como
en efecto lo hugo. Me pareció que dada
la clase de misión que se me confiaba no
era oportuna ni prudente su exigencia,
pues infundiría recelos a cualesquiera a
quien se los solicitara, exponiéndome
más, a dar en qué pensar con respecto a
la procedencia del dinero que llevaba,
el cual, según mis conversaciones con la
gente que me trataba era mío
exclusivamente.
Porque como ya he dicho me hacía fé de
la confianza en mí depositada, lo que
unido al hecho de que en nuestro páís y
en muchos otros de la America Central el
otorgar recibos por servicios prestados,
solo los comerciantes y algunas que
otras personas de significación los dán;
y yo, si los hubiera exigido, no le
hubiera sido difícil a alguien que me
siguiera el deducir que no andaba por mi
propia cuenta sino que obedecía órdenes
extrañas que son las que trataba de
ocultar en mi viaje.
Presento en mi cuenta detallada, un
evento de VEINTE CORDOBAS por todo el
viaje, en gastos de representación, (si
pudiéramos decir), cantina, óbolos,
etc., porque como Ud. ha de saber se
necesita de todo ésto para lograr un
poquito de éxito. Pero si a Ud. no le
parece dicha cuenta o la encuentra
crecida mi intención es reconocerla de
mi pago mensual. [p. 20]
Así
mismo aparecen señalados C$12.00 en
gastos de vestuario mío pero como antes
le había dicho al Coronel Sheard,
necesitaba algo de dinero para comprar
ropa, sombreros y corbatas, camisas,
pues todas se encuentran marcadas con
Sub-Teniente Cuadra y llevar tales
camisas, ropa interior o toallas eran
mejor denuciarme inmediatamente. Siendo
de mi uso personal éstas cosas, y
quedando en mi poder también estoy
dispuesto a reconocer éste gasto que lo
efectué en Managua antes de irme.
Y terminando éste mi informe con la satisfacción que dá
el deber cumplido, me suscribo
respetuosamente del Sr. Jefe Director de
la Guardia Nacional de Nicaragua,
esperando órdenes,
/s/ Guillermo E. Cuadra G.
Sub-Teniente, Guardia Nacional.
-----
[p. 21]
-
OBJETIVO DE LA MISION –
Quienes son los ayudantes principales de
Sandino en Danlí, en la procuración de
armas y municiones.
De quien se compran municiones.
Quienes son los Agentes de Sandino que
viajan entre Honduras y Nicaragua.
Cuales son los caminos más usados por
los agentes, descripción de la persona,
manera de viajar, manera de transportar
sus cargas.
Quienes son las personas que reciben las
armas en Nicaragua.
Nombres y descripciones de los
mensajeros de los bandoleros.
Cuando tienen los Jefes sus conferencias
y en donde.
Quienes son los comerciantes
contrabandistas en Honduras que hacen
negocios con los bandoleros para comprar
el botín.
Nombres de los agentes de Sandino en
lugares del interior de Nicaragua como
León, Estelí, Managua, Chinandega, etc.,
que trasmiten mensajes e información.
Donde está la fuente de municiones para
rifles Springfield, Nacional, Sub-
Thopson, Brownings, Lewis.
Si hay alguna casa en los Estados
Unidos, nombres de las compañías
comerciales que hacen el comercio.
[pp. 22-23]
-
CUENTA DETALLADA DEL SUSCRITO –
[2
pages, not transcribed; also included in
the archival file are Cuadra’s original
receipts]
RG127/209
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